jueves, 27 de marzo de 2008

RESUCITADOS

Estos días, a pesar de que muchos estabais fuera, y otros con la resaca de las fallas, hemos intentando celebrar la Semana Santa, con la presencia de la gente joven y de los niños del Juniors, ¡¡¡siento que lo hemos conseguido!!!.
Agradecerlo a aquellos que hicisteis el esfuerzo y a los que no, pues siempre nos queda la esperanza de que otro año será.
Por fin, hemos celebrado una Eucaristía de Jueves Santo, donde los niños del Juniors representaban a aquellos 12 apóstoles a quienes Jesús escogió, les mostró todo su amor y les enseñó la gran enseñanza del servicio, lavándoles los pies. Solo hacía falta mirar las caras de los niños, para ver en ellos los rostros de Pedro, de Juan, de Andrés, de Santiago,... las mismas expresiones, los mismos sentimientos, el mismo amor,... ¿Señor, lavarme los pies tu a mí?. Sí, la mejor expresión de la unión con Dios, un Dios que nos sirve y que va por delante. Nos da ejemplo.
Y la Cena Judía, en el colegio de las Hermanas de la Doctrina Cristiana. Nos trasladamos por unos instantes a aquella fiesta en Jerusalem, donde Jesús celebró aquella Cena con sus amigos, en espera de su entrega y Pasión. ¿Cuantas veces nos reunimos para celebrar algo alrededor de una mesa? Muchísimas veces. La misma Eucaristía de cada día es la expresión más clarividente, pero esa noche escuchando las mismas palabras y oraciones que Jesús pronunciaría con sus amigos, era como sentirlo más cercano y más próximo. Jesús estaba con nosotros y rezaba con nosotros.
Luego, corriendo fuimos a reunirnos con el resto de nuestros hermanos cristianos de Xirivella, para acompañarlos y dejarnos acompañar por el Señor, como signo de unión y de fraternidad. Admirar, contemplar, orar en la noche de Jueves Santo al Señor, es lo mínimo que podemos hacer. El lo da todo por nosotros.
El Viernes Santo, lo comenzamos con el Via Crucis, el Camino de la Cruz, el camino de Jesús hacia la muerte. Pensaba yo en esos momentos en todos aquellos que llevan su cruz de cada día, la cruz de la enfermedad, de la desesperación, de la marginación, de la soledad, de la tristeza, de la violencia, del hambre, de las drogas, de la pobreza, del mal caracter, de la ... me venían a la mente muchos rostros, rostros conocidos de aquellos que día a día a nuestro alrededor llevan la cruz, su cruz, la misma cruz de Jesús y le pedía: ¡¡¡Señor, enséñanos a poder llevar nuestras cruces como tu la llevaste!!! ¡¡¡Danos fuerza en este momento de cruz, para poder vencer, como tu venciste el dolor, el sufrimiento, el desprecio, la soledad,...!!!
Este día era un dia para celebrar la muerte de Jesús, si, su muerte, porque el Señor murió, por unas horas nos dejó huerfanos de hermano, de padre, de madre, de todo. Sin vivir la muerte en nuestra propia carne, en esas horas sentimos la muerte de cerca, la muerte de nuestro Dios, la muerte de Jesús, la muerte de todo lo que amamos. Llegamos al punto de creer que sin Dios nuestra vida no tiene sentido.
Nos reunimos por la tarde para celebrar los oficios, (hoy no se celebra la Eucaristía, Jesús está muerto) y con la lectura de la Pasión, la oración universal de la Iglesia, la adoración de la Cruz y la Comunión ya nos hubiéramos despedido hasta el día siguiente. Pero al final del día participamos en la procesión del Santo Entierro por Xirivella y luego en una Oración ante la Cruz.
Luego nos despedimos hasta el día siguiente, el Sábado Santo, día de silencio, del gran Silencio de los cristianos en espera de la gran Alegría de la Resurrección del Señor.
Nos reunimos en el Patronato, para ir preparando la GRAN CELEBRACIÓN, la VIGILIA DE TODAS LAS VIGILIAS, la RESURRECCIÓN DEL SEÑOR, LA FIESTA DE LA PASCUA CRISTIANA. A las 23'00 hs. se iniciaba la celebración con el rito del fuego, donde prendíamos después de bendecir el fuego de una hoguera el Cirio Pascual que nos acompañará en todas las celebraciones más importantes de la Vida de nuestra Comunidad Cristiana, a continuación cantábamos el Pregón Pascual, que nos recuerda la historia de esta Noche Santa de la Resurrección del Señor, concluia este rito con la escucha de la Palabra de Dios, el pasaje de la Creación, de nuestros primeros Padres (Abraham y Moisés), el Canto del Gloria, con toda la efusión, alegría y esperanza de haber resucitado con el Señor y la lectura de San Pablo a los Romanos: "si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él", cantamos el Aleluya y nos dispusimos a celebrar la Eucaristía recibiendo a Jesús Vivo y Resucitado.
Bueno, no quería escribir tanto, pero siempre se me van los dedos.
Espero que te guste y que al menos te recuerde lo que has vivido estos días o lo que hubieras podido vivir.
Pero, recuerda una cosa, no te olvides de Jesús, no te lo dejes en casa, no lo escondas, porque el va delante de tí en tu vida, el te espera siempre, el va camino de Galilea, allí nos espera. Tu propia Galilea puede ser tu familia, tu grupo de amigos, el Juniors, el colegio,... Allí donde estes, allí estará Jesús contigo, vivo y resucitado, porque nuestro Dios Jesús es un Dios de vivos y no de muertos. El ha vencido a la muerte, al pecado, a todo aquello que no nos gusta. Cree en eso y en él y vivirás.
El de siempre

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